Como arriba es abajo. Así, el panorama mundial de mil 20 millones de hambrientos con 60 millones de desempleados sin esperanza en una política económica salvadora, en contraste a la salvaje concentración de la riqueza en una minoría que secuestró a la democracia, se proyecta al nivel nacional.
El problema se desvía en confrontaciones discursivas con el reduccionismo de una democracia electoral que legalice los intereses de la minoría, bajo el dogma del irremediable proceso globalizante en que se oculta la dictadura del monetarismo, etapa superior del neoliberalismo. Una teología depredadora de pronóstico reservado.
Parecería que el espíritu del propagandista nazi Paul Joseph Goebbels no emigró el uno de mayo de 1945. Se materializa en su fondo doctrinario de repetir una mentira hasta convertirla en verdad mediante el control de la radio, televisión, cine, literatura, para ocultar la verdad y que cambió de nombre: marketing social, político y electoral.
Un indicio: Desde 2007 emergió el colapso del sistema financiero y se ocultó hasta finales de 2008, canalizándose la responsabilidad en el modelo hipotecario. Sin embargo, en 49 años se donaron dos billones de dólares a los países pobres y en un año los gobiernos destinaron 18 billones de dólares a instituciones financieras y bancarias.
Recursos de los contribuyentes bajo el argumento de aliviar la crisis mundial. Y no se logró. Las potencias industriales anuncian su ingreso a la recesión. La promesa del Paraíso se pospone, en términos optimistas, a dos años y en los pesimistas a 10 años.
Sin respuesta al destino de los recursos públicos a esa minoría especuladora.
Abajo del Río Bravo, el crecimiento trimestral anualizado del Producto Interno Bruto (PIB) en el dos mil fue de: 7.4%, 7.4%, 7.0% y 4.7%. En el primer año del cambio fallido, 2001, fue de: 1.9%, 0.1%, -1.3% y -1.4%. Y ahí en adelante. Las frases ingeniosas se las llevó el viento. Nos quedó la realidad de la devastación económica.
En el 2005 en que la Cámara de Diputados detectó irregularidades en el 70 por ciento del presupuesto federal, los porcentajes fueron: 2.4%, 3.2%, 3.1% y 2.5%. Los datos del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados, muestran entonces, el eslabón perdido en la economía.
Una crisis estructural, es cierto. La receta impuesta a México por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, ejecutada ciegamente por un ex empleado de una embotelladora transnacional, con la horneada de nuevos ricos de empresas pobres y que ahora se intenta profundizar el esquema a favor de la inversión extranjera.
Se intenta eludir la responsabilidad en forma torpe. Con ayuda del tamaulipeco José Ángel Gurría Treviño, secretario de la OCDE, se reforzó la idea de que “lo peor ya pasó” con miras al proceso electoral del cinco de julio. En menos de 48 horas, documentos del mismo organismo nos dicen que la contracción será del 8.0% en 2009.
La inmediatez de la información rebasa a la política del engaño. La urgencia justifica la confrontación. El salvador de la humanidad aduce el legítimo reclamo de combatir la criminalidad en su frase: No necesito pedir permiso. Ante las críticas y señalamientos, sus corifeos le dan el derecho de la infalibilidad divina.
Un principio utilizado por reyes y papas, que nada tienen que ver con la democracia y si se apega a la dictadura. Se explica, entonces, la impunidad en el asesinato de un periodista por mes, el retraso en la investigación de un incendio que costó la vida a 47 menores de cuatro años de edad en una guardería propiedad de una sobrina política a la que se le resolverá el amparo cinco días después de las elecciones.
Hay confianza en el sospechoso bajo perfil de la campaña del principal adversario, el PRI y en la criminalización del respondón PRD, ayudado, consiente o inconscientemente por el Caudillo que pugna por restarle votos al que dice que es su partido. Los demás partidos chiquitos, son lo de menos.
El control de los resultados con la docilidad del IFE, hace recordar a Polonia que en junio de 1989 autorizó unas elecciones semi libres en el 35% de los cargos. Se confió en la histórica abstención del electorado. Sorpresa. La abrumadora votación desplomó al régimen comunista. Y como arriba es abajo. Solo faltan ocho días para saberlo.
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