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Milagrero

Por
MARIO LUIS ALTUZAR SUAREZ



Inoportuna, por decir lo menos, es la segunda gira presidencial por Europa del 2 al 10 de junio, si se considera la escalada violenta del crimen organizado en el país. A menos que en la reunión con el alemán Joseph Alois Ratzinger el señor Calderón pida el milagro de restablecer la seguridad perdida o tan solo se pida por el descanso eterno de las víctimas.

Con base en el oficio enviado el 15 de mayo por el Presidente a la Cámara de Senadores que lo turnó el día siguiente a la Segunda Comisión, se argumenta: “En mi encuentro con el Papa Benedicto XVI, tengo contemplado hacer un repaso del estado de la relación; tanto en el ámbito bilateral como en el multilateral y exhortarlo a fortalecer los campos de cooperación existentes”.

Subrayará, dice en el documento, “los logros alcanzados durante estos quince años y analizar con las máximas autoridades vaticanas nuestra relación bilateral y proyectar a futuro nuestros vínculos de amistad y cooperación” en la víspera, dice, de conmemorar el 150 aniversario del establecimiento de relaciones entre México y la Santa Sede.

La fecha que menciona, empero, es el 21 de septiembre que corresponde al nombramiento de representantes personales en 1992 por el presidente Carlos Salinas y el Papa Juan Pablo II, mientras que la referencia al 150 aniversario, lejos de ser una efeméride clerical es la promulgación de la Constitución de 1857 y la separación entre el Estado y la Iglesia.

Con base en declaraciones públicas de altos funcionarios de la Secretaría de Gobernación a partir de enero, se coincide en la versión de la Embajada de México en El Vaticano, en resaltar el establecimiento de relaciones diplomáticas el 21 de septiembre de 1992 y congratularse de la reforma salinista al Artículo 130 constitucional.

Quince años en que han destacado más los desencuentros, destacándose el del arzobispo de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez con el ex procurador General de la República, Jorge Carpizo McGregor, por el ajusticiamiento del Cardenal Juan Posadas Ocampo el 24 de mayo de 1993, supuestamente por una confusión de los narcotraficantes.
Curiosamente, el secretario del Cardenal Posadas, el obispo de Aguascalientes, Ramón Godínez Flores, dos años antes de su muerte, el 19 de septiembre de 2005 reconoció la existencia de narcolimosnas y explicó que se purifican al ingresar a la iglesia. Declaración que dos días después descalificó el arzobispo de la Ciudad de México, Norberto Rivera.

La polémica parecería ganarla el desaparecido secretario del asesinado Cardenal si se considera que en 1995 el entonces Nuncio Apostólico Girolamo Prigioni medió la recepción del narcotraficante Ramón Arellano Félix con el presidente Carlos Salinas de Gortari, para informarle que su sindicato era inocente del crimen del purpurado.

Antecedentes nada gratificantes para la programada reunión del presidente Calderón Hinojosa con el Jefe de Estado de El Vaticano, debido al aumento de la escalada violenta del llamado crimen organizado que tan solo el 16 de mayo dejó un saldo de 22 muertos, y que en los seis meses de su gestión supera las mil víctimas.

Pedir un milagro es imposible. Joseph Alois Ratzinger dijo que antes de entrar el Cónclave para elegir Papa, pidió a Dios que no lo eligieran por lo que al ser ungido por sus pares parecería que no es escuchado. Por ello se más creíble que pedirá por el eterno descanso de las víctimas en una cruenta guerra que parece irresoluble.

Lo más preocupante, entonces, es que el presidente de todos los mexicanos vaya a entregar un informe pormenorizado de los 15 años de las relaciones diplomáticas, lo que deja en suspenso la viabilidad real del Estado laico que tanta sangre costó en dos siglos al país.


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