Es incongruente. El secretario de Gobernación defiende al alto clero político en su agresiva resistencia a la despenalización del aborto bajo el supuesto de defender la vida y soslaya el derecho a la vida de los mexicanos en general y de los periodistas en particular, cuya sangre se riega impunemente, se dice, por el enfrentamiento de sindicatos criminales.
El 6 de abril fue ejecutado en Acapulco, Guerrero, Amado Ramírez Dillanes, corresponsal de Televisa en Acapulco y conductor del noticiario “Al Tanto” de la cadena Radiorama. Entre Jueves y Viernes Santos, 21 personas fueron asesinadas en el país, totalizando 673 muertes en el primer trimestre del año, 25 por ciento más que en el mismo periodo de 2005.
Con base en las estadísticas de la Federación Latinoamericana de Periodistas y de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, de 1983 a la fecha, han sido asesinados 67 reporteros de los cuales, 33 corresponden al periodo del señor Vicente Fox y del señor Felipe Calderón, con 5 desaparecidos. Convergen en la completa impunidad.
Aunque difieren las cifras del sindicato de empresarios periodísticos en Latinoamérica, la Sociedad Interamericana de Prensa, por su selectividad de dar seguimiento a sus miembros, es un hecho que México ocupa el deshonroso primer lugar en el mundo en asesinatos a periodistas, pese a las promesas electorales del señor Calderón para restaurar la seguridad.
Promesas que parecieron olvidar el secretario de Gobernación, el jalisciense Francisco Javier Ramírez Acuña que con su compañero de golf, el prominente empresario lechero Abraham González, subsecretario de Gobierno, estarían más preocupados en atender su amistad con el cardenal Juan Sandoval Iñiguez para desechar el Estado Laico.
Por ello, recordemos que el señor Calderón advirtió que sus secretarios no tenían contratos sexenales y se antoja pensar que llegó el momento adecuar el gabinete presidencial.
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