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Sodomitas

Por MARIO LUIS ALTUZAR SUAREZ



Convertida en Sodoma y Gomorra, la franja fronteriza de México con Estados Unidos es el paraíso del crimen organizado que muestra una faceta nueva: Industrializar el secuestro para atender el creciente mercado de sidosos y pederastas, con la sospechosa inactividad policíaca de los dos países.


Los noticieros del corporativo Televisa dieron el 27 de marzo amplia difusión a la desaparición de una mujer hidalguense en Dallas, Texas y la aparición de su pequeña hija que le acompañaba, en Matamoros, Tamaulipas, días después de que la fémina decidió emigrar a los Estados Unidos para encontrar el sustento familiar.


Dos días antes recibimos un correo electrónico firmado por Erika, en donde denunció la forma de operar de mafias estadounidenses asociadas con mexicanas, para secuestrar a jóvenes turistas y por los noticieros televisivos, de inmigrantes legales o indocumentados, para atender a sus clientes con sida o pederastas de origen anglosajón.


En el correo se explica que el 15 de abril de 2006, tres españolas decidieron ir de vacaciones a San Diego, California. Dos de 18 y una de 15 años. La pequeña fue abordada por un estadounidense mayor de 20 años que se presentó como empleado del hotel y después de ganarse su confianza les obsequió tres pases para la discoteca tijuanense Baby Rock, con una marca roja en la esquina derecha que ignoraron las invitadas.


Al llegar al supuesto centro de diversión, al mostrar los boletos fueron separadas de los clientes asiduos hasta que llegó el estadounidense que les invitó y las condujo al interior en donde una anglosajona le invitó de su bebida a la pequeña mientras que otra pidió una cerveza y la tercera bebió agua natural embotellada.


La que ingirió la cerveza se puso mal y centró la atención que permitió sacar de la discoteca a la pequeña. Las amigas, cuando repararon en la desaparición de su amiga, acudieron a la policía de Tijuana, Baja California, en donde solamente encontraron burlas y se dirigieron al Consulado de España para iniciar la búsqueda y avisaron a sus padres en Madrid.


Al noveno día fue encontrada la pequeña frente a un bar café de Tijuana, cubierta su desnudez por una manta, amordazada y atada de las manos. La primera auscultación médica reveló que había sido violada en repetidas ocasiones y se le había amputado el dedo meñique de un píe. Horas después se confirmaría que fue infectada de SIDA.


Con base en el correo electrónico, días después y por la plática de otra víctima mexicana, la pequeña española empezó a recordar fragmentos de su desgracia: Fue sacada de la discoteca, amordazada y maniatada en el interior de un automóvil, cubierta por una frazada y que una persona corpulenta se le echó encima.


Recuperó la conciencia en una habitación fría, empezó a gritar y para silenciarla le amputaron el dedo. Desnuda y amarrada a lo que piensa es un camastro, escuchó las repetidas negociaciones por cantidades elevadas y seguidamente, el ingreso de los violadores que abusaron sexualmente y salían precipitadamente.


Se le mantuvo despierta con café y de alimento un chocolate, sin lograr precisar si estuvo del lado mexicano o estadounidense, aunque los clientes hablaban en inglés. Por la infección de SIDA que padeció y lo que recordó con la víctima mexicana, establecen que esos comerciantes de sexo atienden el mercado de sidosos y pederastas.


Aunque desecha su vida y sentenciada a la muerte, la pequeña de 15 años que ningún daño ha causado en su vida, apareció. Se duda que corra la misma suerte la hidalguense secuestrada en Dallas, y seguramente pasará a ser una cifra más en las desapariciones o en el mejor de los casos, de las muertas a lo largo de tres mil kilómetros de frontera.


Una próspera industria fronteriza al amparo policiaco de ambos lados de la frontera en que se supone, enfrentan al crimen organizado.


www.arcanorevista.com.








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