Asoma el rostro salvaje del imperialismo. Cambió la forma más el fondo es el mismo. La sugerencia del Banco Mundial en 2001 para gravar con el IVA a medicinas y alimentos la adoptó el secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz por medio del subsecretario Agustín Carstens para presentarla al Poder Legislativo que la rechazó en forma tajante.
Ahora, se obvió ese paso. El Centro de Estudios sobre Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados analizó y presentó su propuesta formal de proyecto de Reforma Fiscal Integral que considera en el rubro "Las consideraciones y líneas para la Reforma Hacendaria", la añeja sugerencia del ariete imperial.
Hay para escoger: Gravar con el 15% del IVA a los bienes y servicios y cancelar la tasa cero y allegarle al gobierno federal 178 mil 819.4 millones de pesos, equivalentes al 1.8% del producto interno bruto (PIB), o reducir el IVA al 12%, eliminando regímenes especiales de tasa cero y exentos que generaría recursos de 193 mil 182 millones de pesos, similar al 2% del PIB.
Cualquier parecido con la fallida propuesta del señor Carstens en 2001, sería mera coincidencia. Hay diferencias: Desde el púlpito, el cardenal Norberto Rivera Carrera se muestra como un consumado experto para exigir que se apliquen las reformas estructurales mientras que priístas y perredistas coinciden en la generosidad de la propuesta.
Según la versión de Notimex del 28 de febrero: Al respecto, los diputados Jorge Estefan (PRI), Antonio Soto (PRD) y Ricardo Rodríguez (PAN), se pronunciaron a favor de modificar la tasa cero por el régimen de exentos, lo cual sería saludable para las finanzas públicas ya que reduciría la evasión y los gastos por devoluciones de IVA”.
Sin embargo, la evasión fiscal es una práctica imposible para los pequeños y medianos causantes cautivos que carecen de recursos para sufragar servicios especializados y mucho menos para demandar la devolución de impuestos, dos características que se proyectan en los grandes consorcios y sus millonarios triunfos jurídicos contra Hacienda.
Podría argumentarse que el comercio informal se beneficia de la evasión y se alimenta del contrabando y la piratería. Los ambulantes, empero, también son empleados y los magnates se ocultan en siglas partidistas, se asocian con intrincadas telarañas de corrupción que se disipan en altos cargos públicos o privados.
Es de sentido común entender que la ropa, vestido, calzado, electrónica, cibernéticos, entre otros, que se comercializan incluso más barato en el Distrito Federal que en las zonas libres de comercio, se trasladan de los puertos fronterizos terrestres o marítimos en contenedores de trailer que pasan por aduanas y carreteras custodiadas por corporaciones policíacas.
Por otro lado, la piratería de música, videos y películas, se anticipa con días y meses de que sea lanzado el producto al mercado por empresas que, se supone, cuentan con medidas de seguridad eficientes para impedir el robo del material, por lo que se genera la suspicacia de que sean los principales beneficiarios al evadir el fisco y pagos a los autores.
Es curioso que en los operativos contra la piratería, se decomisan productos y equipos domésticos y cuando existen detenidos o grandes equipos, son los veladores o dueños de las viviendas pero se desconoce la identidad de los responsables y días después, se diluye la información sobre las investigaciones correspondientes.
Con la reforma fiscal, el problema se elude para castigar a los contribuyentes con impuestos que juegan peligrosamente con el hambre de los mexicanos, ya que de diciembre de 1994 a mayo de 2006, la Universidad Obrera de México registró el aumento del 551.7% de la Canasta Básica Indispensable mientras que el salario mínimo creció 28.42%
Y ahora reducirán esa canasta a 11 productos exentos de impuestos.
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