Se le vio en la Universidad de Oklahoma con una retórica madura y viril: “Ya no más muros” en referencia a la kilométrica barda ordenada por el presidente George Bush hijo y quien recibió el consejo del mexicano: "Creo que ha llegado el momento de que Estados Unidos deje Irak. Dejen el destino de los iraquíes en las manos de los iraquíes”.
¡Lástima! Se dio fuera de tiempo y circunstancia. Ese 26 de febrero cumplía el señor Vicente Fox 88 días de haber entregado la investidura presidencial al “idóneo” que no el “mejor”, Felipe Calderón Hinojosa, según la declaración el mismo día del ex secretario de Gobernación, Carlos Abascal Carranza.
Pese a que Joaquín López Dóriga intentó minimizar la semántica, Idóneo, el diccionario dice, es lo “conveniente, propio para una cosa” y el mejor se entiende como “más bueno”. Y el señor Abascal entendería la conveniencia para que los foxistas reagrupados en carteras similares en el PAN, sigan “aportando su mejor esfuerzo por la vía institucional”.
Además, según la versión recogida por un importante diario nacional de empresarios texanos que pidieron el anonimato después de la reunión el 27 de febrero en un céntrico hotel de Texas con el señor Vicente Fox, el ex mandatario habría comentado que su “retiro de la política sólo duro 60 segundos”.
Minutos después, la señora Martha Sahagún dijo ”, ante 500 alumnos y catedráticos de la Universidad Metodista del Sur reunidos en el salón del Hughes-Trigg Student Center que con su esposo viven en el rancho de San Cristóbal, y “sólo salimos para dar conferencias”, según la fuente anónima: “para hablar de lo que ocurre en su país”.
O lo que quiere, según su discurso en Oklahoma: “Trabajando juntos, podremos construir un futuro mejor para nuestras naciones”, Estados Unidos y México como parte de América en donde “Dios nos hizo vecinos. Nos hemos vuelto amigos. La prosperidad para Norteamérica es mi sueño americano”.
En una estación radiofónica texana, dedicada al humor político, los comentaristas distinguieron al señor Fox con el nombramiento de “Primer Presidente de Mex-América” ya que en su sexenio fueron expulsados cerca de 5 millones de mexicanos porque no creó empleos pero “los capacitó para que fueran jardineros en los Estados Unidos”.
Sin embargo, ante los metodistas el señor Fox se jactó de haber dejado un país que ya está preparado para ser la quinta economía del mundo, tal vez por desconocer los informes de la Secretaría de Economía a cargo de Eduardo Sojo Garza Aldape, de que la inversión extranjera se redujo en 2006 el 23% respecto al año anterior y 43.5% comparado al 2004.
Con base en los registros del Banco Mundial, en el periodo del foxiato la inversión extranjera directa creció en México el 1.75% contra el 47% de India, 43% de China y 363% de Rusia. Es difícil encontrar sustento a la palabra de Fox.
Sin embargo, el activismo del exgerente de una transnacional embotelladora que se queja de ser revisado en su documentación y hasta la botas al ingresar a los Estados Unidos, se vincula directamente al proyecto ultraconservador del PAN para perdurar este año en Yucatán y Baja California, apoderarse del Distrito Federal en 2009.
Una estrategia que culmina con perpetuarse en la Presidencia por lo menos hasta el 2030 mientras que a partir de este año, servir de plataforma con la Organización Demócrata Cristiana de América, para impulsar a los conservadores de Cuba, Venezuela y Bolivia, que curiosamente, se inscribe en el Programa Libertad que echó a andar la Casa Blanca este año con Juan Demetrio Puente Negro, experto desestabilizador y dueño del espionaje mundial.
Se tiene, entonces, que no es casual la posición del señor Vicente Fox, máxime que el presidente de la Universidad de Oklahoma, David Boren, le felicitó por traer la estabilidad económica al país y se presentó ante los metodistas como el “presidente que incrementó la democratización de México y que logró una estabilidad económica sin precedente”.
Responden a un proyecto más ambicioso que, seguramente, impulsará el señor Bush hijo en su próxima visita a México, para intentar recuperar el liderazgo perdido en su país. La interrogante es: ¿Qué papel juega el “conveniente” señor Felipe Calderón?
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