Cobró más de 300 mil vidas el Tsunami que azotó al Océano Índico el 26 de mayo de 2004. Después del 30 de agosto de 2005 en que de refilón sintió el huracán Katrina, Nueva Orleáns redujo su población en 50%. El 24 de febrero de 2007 se abrió una grieta en Guatemala y se engulló a dos personas y una decena de casas.
Hay más: el hambre que padecen 6 millones en Zimbague, o las inundaciones en 2006 en Europa Central, o que en México aumenta aceleradamente la escasez de agua que afectaba en 2002 al 13% de la población, o que reaparecen en Guerrero enfermedades que se creían erradicadas aunado a que mundialmente se lanzó la alerta de nuevos tipos de cáncer.
Hechos que la soberbia del interés transnacional ignora desde 1974 en que calificaron como “Profeta del Desastre” al químico mexicano Mario José Molina Henríquez y su amigo el estadounidense Sherwood Rowlan de la Universidad de California, por su denuncia de que los químicos en aerosoles y refrigeradores dañan a la capa de ozono.
Los dos científicos recibieron el 11 de octubre de 1995 el Premio Nobel en reconocimiento a su esfuerzo de salvaguardar la residencia temporal del hombre. Nada se hizo a 17 años porque a las transnacionales madereras les representa ganancias por 400 mil millones de dólares, incuantificables las inversiones hoteleras, toda la industria contaminante.
Con el foxismo se aceleró la depredación a favor de los hoteleros que afectaron el ecosistema yucateco, así como de las transnacionales de transgénicos y agrícolas, entre otros, al grado de ubicar a México entre las 20 naciones más contaminantes, que aumentó 69% sus emisiones tóxicas.
Por ejemplo, Juan José Morales, Premio Nacional a la Divulgación de la Ciencia denunció recientemente que "a los hoteleros se les hizo fácil construir sobre las dunas, destruir la vegetación costera que le da estabilidad a la playa y tuvieron sus hoteles, pero se quedaron sin playa”. Y el calentamiento global pronostica que en el presente siglo aumentará de 30 a 90 centímetros el nivel de los mares, capaz de desaparecer esa riqueza turística.
Más cercano en el tiempo se encuentra la escasez de agua. La colectividad Masahua en el oriente del Estado de México, han protestado en diferentes ocasiones porque les quitan el agua para llevarla a las zonas urbanas mexiquenses y del Distrito Federal, lo que es un indicador de que empiezan los problemas políticos por la posesión del agua.
Hasta el momento, se desconoce un programa oficial del jefe de gobierno distritofederalense, Marcelo Ebrard, para rescatar los escasos mantos freáticos capitalinos que alivien el saqueo del Lerma así como de programas recicladotes de agua o por lo menos, que disminuya el desperdicio por fugas en tuberías que en su mayoría datan del tiempo del porfirismo.
La Semarnat la inversión superior a los 346 millones para un programa de ahorro de agua mediante modernos sistemas de riego en cinco mil 800 hectáreas en Cuatro Ciénegas, Coahuila, preparará decretos de creación de reservas de la Biosfera en Bahía de los Ángeles, Salsipuedes y Canal de Ballenas, Parque Nacional Isla Espíritu Santo en el Golfo de Baja California y en Quintana Roo y Yucatán el Decreto de Área de Protección de Flora y Fauna Manglares de Nichupté.
Es cierto que con esto, el presidente Felipe Calderón se cumple el programa acuífero y protector de manglares, pero 346 millones de pesos se antojan insuficientes máxime que se adolece de medidas jurídicas y de infraestructura que incluya a la industria.
NOTA: Ofrecemos nuestras sinceras disculpas por nuestra ausencia que respondió a problemas de salud que empiezan a ser superados.
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