¡Basta! Es el reclamo social. Hay cansancio ante las incumplidas promesas de campaña en consonancia con la retórica que genera el espejismo de la preocupación oficial sobre el grave flagelo de la inseguridad sin ocuparse en acciones por la ausencia de un diagnóstico real y por ende de una política de seguridad.
Los distractores sobre la incapacidad de la administración conservadora federal, son rebasados por la cotidiana realidad que se había ignorado pese a las estadísticas alarmantes de las víctimas lo mismo del llamado crimen organizado que de las bandas de secuestradores o la llamada delincuencia común.
Es curioso: El héroe del sexenio actual es el Chavo del Ocho, según la confesión del ejecutivo. Y así, en la víspera de que entregue su informe sobre la situación del país, parecería emerger esa frase de “se me chispoteó” en relación a la fallida “guerra contra el narcotráfico”, en donde pareciera que se desconocía el tamaño del enemigo.
Por allá de 1892, por ejemplo, la ONU señaló que había aumentado la cantidad de decomisos de drogas, que lejos de mostrar una supuesta eficiencia en la persecución del ilícito demostraría, se dijo en ese tiempo, el aumento del tráfico de drogas en el continente.
Hay razón: La razón de la supuesta eficiencia policiaca es directamente proporcional a los “chivatazos” que los mismos narcotraficantes dan a la policía para “sacrificar” a lo que llaman “burros” con unos cuantos kilos de drogas mientras que se pasan las toneladas con la complicidad de las aduanas, según el reporte de la ONU.
Visto de otra forma: Para que exista el crimen, sea cual fuese el signo, requiere necesariamente del concurso de los cuerpos policiacos en donde existía hasta el dos mil una ley no escrita: Si se detiene al delincuente se deja libre el cargamento y viceversa. Cuando por error se decomisaba y se detenía, se tenía que “regresar la copa”.
Las cosas parecen haberse trastocado a partir del cambio fallido e el dos mil, en que se inició la era de la avaricia desmedida, lo mismo en la industrialización de la filantropía que destinaba a la ayuda social el diez por ciento y el 90 por ciento se consumía en “gastos de administración”, como en volatizar los ingresos petroleros o…
Si se “castigó” la corrupción en niveles bajos en donde hay menores ingresos y se protegió en cuadros intermedios y superiores, por ejemplo en la mega biblioteca Vasconcelos o en la Enciclomedia, puede deducirse que lo mismo sucedió en los cuerpos policiacos en donde, se denunció, un cargo de comandante federal en el aeropuerto capitalino llegaba a cotizarse en 500 mil pesos.
No es casual sino causal, entonces, que los mismos trabajadores de la PGR denunciaran que el presidente Vicente Fox recibió en tiempo y forma las quejas que incluían pruebas de la disminución en el combate al tráfico de drogas, secuestros y otros delitos en la era dorada del general Rafael Macedo de la Concha.
La respuesta presidencial no solo ignoró las quejas de los trabajadores de la PGR, sino que se creó un supuesto programa de validación moral y de conocimientos de los quejosos, para despedirlos, en algunos casos o reasignarlos en otros.
Una realidad que soslayaron los Estados Unidos, por su complacencia en la acelerada transnacionalización de la infraestructura productiva del país, incluyendo los acuerdos de marzo de 2005 en Wacco, Texas, para convertir el TLC en un Super TLC que borrase las fronteras en el 2010.
Un proceso criminal que se mantuvo en cifras escalofriantes, ignoradas por tratarse de personas de clase media. Pero que preocupó al gobierno conservador cuando una sola víctima, de 14 años e hijo de un acaudalado hombre de negocios, fue secuestrado y asesinado. Del humilde chofer victimado, poco o nada se dice.
El lamentable suceso amerito, incluso, la condena presidencial, primero y después, llamar al Gabinete de Seguridad, para pasar a una cumbre de gobernadores y del mismo Consejo de Seguridad Nacional. Todos y cada uno de estos elementos se caracterizan por la retórica inútil por su inacción.
La propuesta es rigidizar el marco penal. Suena bonito y es mejor para la foto en la víspera electoral intermedia. Empero, si se duerme con el enemigo, es decir, el problema está en la putrefacción policiaca y corrupción de los jueces, ¿de que servirán esas leyes? Tal vez sea busque únicamente, industrializar ahora la impunidad.
Y ante estos elementos, la sociedad está cansada. Y el 30 de agosto marcharán para exigir acciones. Aunque, hay antecedentes de movilizaciones similares en donde nada se consiguió. Y lo único que se observa es un peligroso desgaste y colapso del gobierno sin capacidad de acción más que la plítica del avestruz.
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