Se frotan las manos los barones del dinero. Esperan que el gobierno panista acepte las presiones externas para sujetar la economía nacional a los dictados de las tres reuniones del llamado Consenso de Washington, que delinea el saqueo de las naciones y carga el financiamiento a sus contribuyentes cautivos.
El reporte del economista encargado para América Latina de la calificadora estadounidense Moody’s, Alfredo Coutiño, dado a conocer el 19 de junio, sugiere al presidente Felipe Calderón mayor sensibilidad política para mejorar su poder de convencimiento en un trabajo intenso de promoción y comunicación de una, primera, reducida reforma fiscal.
Esta acción sentaría las bases para que en breve tiempo se profundice la reforma fiscal que proporcione el crecimiento económico, y advierte que si fracasa, se condenará al país a “la mediocridad económica los próximos seis años”.
Fue más allá en sus recomendaciones: una reforma fiscal mínima es definida como aquella que genera ingresos tributarios adicionales de por lo menos dos puntos porcentuales del Producto Interno Bruto y que mantiene el balance fiscal equilibrado, si no en superávit, y según los cánones del Consenso de Washington, pueden lograrse con el aumento al IVA.
La retórica de la intermediaria estadounidense tiene el apoyo del Banco Mundial que augura el Apocalipsis económico mexicano si se niega a instrumentar las reformas estructurales, en donde señala la urgencia de privatizar al sector energético que acechan las transnacionales y sus propietarios vinculados a la Casa Blanca y su política belicista.
Elementos que dan confianza a los insaciables barones del dinero. El analista financiero de Actinver Casa de Bolsa, Jaime Ascencio, indicó que el mercado mexicano tiene un mayor atractivo respecto a otras plazas por el tema de la reforma fiscal, que -dijo- de ser presentada en los próximos días y conforme a lo esperado por los inversionistas, la BMV superaría los 33 mil puntos.
No obstante, amenazó, “si no entra, no es aprobada en agosto y no entra para el paquete económico (que el gobierno federal debe presentar en septiembre), la Bolsa sí tendría un ajuste, podría ser más o menos fuerte de 3.0, 5.0 por ciento, 6.0 por ciento”.
La Bolsa Mexicana de Valores representa poco menos de 60 mil millones de dólares, casi las reservas internacionales del Banco de México, por lo que la amenaza es clara: Si no se aprueban las reformas estructurales habría fuga de capitales disfrazadas de “toma de utilidades” dejando en la insolvencia al gobierno federal para cumplir sus compromisos.
Los especuladores del capital sienten asegurada su impunidad y esperan que se carguen las facturas a los contribuyentes cautivos, que han sido convencidos mediáticamente de que la responsabilidad en la crisis económica que se caracterizó en los seis años pasados por la estanflación, recae en la economía informal.
Sin embargo, el 22 de octubre de 2002, el Reporte Global de Competitividad 2000-2001 del Foro Económico Mundial que se realizó en México, explicó que el quinto lugar entre 75 países que sufren la evasión fiscal responde a una presencia importante de niveles de corrupción.
Con base en los análisis de Genaro Aguilar Gutiérrez, catedrático politécnico y premio Jesús Silva Herzog, publicados el 21 de mayo de 2007, la evasión fiscal anual supera los 800 mil millones de pesos, unos 70 mil millones más que lo recaudado por el ineficiente Sistema de Administración Tributaria.
En su libro Nueva Reforma Fiscal en México, señala que puede corroborarse que la evasión del IVA suma unos 130 mil millones de pesos y la del ISR de los grandes contribuyentes asciende a 170 mil millones. Tres puntos del PIB. Por algo, un reporte de la Cámara de Diputados indica: la estructura tributaria en México está alejada de los principios de equidad, neutralidad, justicia, eficiencia, mínimos costos administrativos y facilidad para ejecutar la política fiscal.
La respuesta fiscal está a la vista: El 40 por ciento de la evasión fiscal de los grandes contribuyentes vinculados a capitales transnacionales y con respaldo del capital especulativo, es similar al porcentaje de la dependencia del gobierno federal de los ingresos petroleros. Falta saber cual será la propuesta del presidente Calderón.
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