En la víspera del 70 aniversario de la Expropiación Petrolera se agudiza el debate sobre la privatización del sector energético, en donde el gobierno federal parece inclinado a usar la semántica para legalizar la entrega subterránea del hidrocarburo a las transnacionales mientras que el PRI intenta desmarcarse.
Sin embargo, es sabido en los pasillos legislativos que el sinaloense priísta Francisco Labastida Ochoa, se comprometió en lo oscurito, ante el presidente panista Felipe Calderón, a presentar a título personal una Iniciativa de Reforma del estatus energético, lo que avalaría su fracción en el Congreso de la Unión.
En tanto, responsabiliza al PAN de chatarrizar a PEMEX para cederle la operación a las transnacionales, el contador mexiquense Francisco Rojas Gutiérrez, en un fallido intento mediático para exculpar al PRI, en especial a su amigo Carlos Salinas de Gortari, de iniciar la devastación económica que llevó a la postración a la paraestatal.
En la entrevista publicada el 18 de febrero, el mexiquense que dirigió PEMEX de 1987 a 1994 vaticinó: "Sin nuevas inversiones y sin tecnología de punta la paraestatal morirá por obsolescencia y el mercado quedará en manos de empresas extranjeras", en donde la responsabilidad recaería, según su óptica, en las dos administraciones panistas.
Sin embargo, investigadores y especialistas coinciden en fijar a 1982 cuando se inició desde el escritorio del secretario de Programación y Presupuesto, la estrategia para devastar a PEMEX mediante una transferencia de cerca del 40 por ciento de sus recursos al gato del gobierno federal, que descapitalizó a la empresa.
Tiempo de la famosa reconversión industrial, que dicho en castellano es la desaparición de la planta productiva nacional para que legalmente no exista impedimento para que participen en esos renglones, los inversionistas extranjeros, aunque en realidad, se han quedado en el capital especulativo de la Casa de Bolsa.
Ya como presidente, Carlos Salinas ideó el sofisma de los Cinco PEMEX, con reformas constitucionales que permitieron, con base en la semántica, una clandestina privatización del sector petroquímica, sin la suficiente respuesta de los inversionistas que acechan toda la producción petrolera.
Francisco Rojas Gutiérrez, que fue el contralor del primer régimen gris de la tecnocracia en persona de Miguel de la Madrid, encausó al ex director general de PEMEX, Jorge Díaz Serrano, y posteriormente ocupó su cargo. Curiosamente, en la Contraloría, hoy Función Pública, ni en la paraestatal, logró buenos resultados.
El gran saqueo de la nación en tiempo de José López Portillo con sus amigos Arturo El Negro Durazo o sus familiares como la que se consideraba la Décima Musa y que impuso su fotografía en lugar de Sor Juana Inés de la Cruz, jamás pudo ser contabilizado por el contador mexiquense Rojas Gutiérrez.
Ahora, ante el anuncio del presidente panista Felipe Calderón, de que Petróleos Mexicanos “licitará contratos de largo plazo para el suministro de materia prima para la industria nacional, concretamente etano y gasolinas naturales”, emerge el sumiso contralor de los caprichos presidenciales, para exculpar al PRI del colapso de la empresa.
Sin descontar que los líderes priístas, el sonorense Manlio Fabio Beltrones Rivera y Emilio Gamboa Patrón, anunciaron en diversos foros que están con el PAN si no se toca la privatización que, curiosamente, inició cuando el senador era gobernador de Sonora y Gamboa secretario particular de Miguel de la Madrid Hurtado.
En un monitoreo que realizó
www.arcanorevista.com sobre la percepción de nuestros lectores en la víspera del 70 Aniversario de la Expropiación Petrolera, la mitad consideró que se privatizaría en las inmediaciones del 18 de marzo mientras que la otra mitad consideró que seguiría la silenciosa privatización, sin pasar por el Congreso.
Se tiene, entonces, que PRI y PAN definirán el rumbo petrolero del país: Legalizar la privatización iniciada desde 1982 aunque lo niegue como vocero oficioso del gobierno panista, el premio nobel de química Mario Molina.
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