Iniciará mañana el presidente Felipe Calderón una gira de trabajo por los Estados Unidos, con la tranquilidad de que fue electo consejero presidente del IFE el postulado por el PAN y llegará a un país golpeado por el inicio de la recesión económica, atribuida en las primarias partidistas a los indocumentados.
Pese a que el mandatario mexicano no se reunirá con ningún funcionario del gobierno de Bush hijo, los senadores mexicanos condicionaron en su autorización el seis de febrero, que realice un “firme” exhorto para que se reconozca la aportación de los indocumentados en la economía y pida que se respeten sus derechos humanos.
Se ajustaron así, a la retórica del presidente Calderón Hinojosa, defensora de los derechos de casi cinco millones de indocumentados estimados en el 2000 y que aumentó al año en 400 mil expulsados de sus lugares de origen para sumarse a la economía estadounidense y totalizar un envío de remesas anuales por 20 mil millones de dólares al año.
Contrasta la inclinación de su gobierno para mediatizar supuestas bondades del TLC que desactiven la protesta de diversas agrupaciones campesinas que exigen, en primera instancia, se aplique el Capítulo Octavo del instrumento que frenaría la apertura comercial agrícola que beneficiaría a nueve transnacionales y al seis por ciento de productores.
La propaganda carece de efectividad ante la inacción: El 31 de enero, en respuesta a la marcha de los tractores y huaraches, las secretarías de Economía, Trabajo y Agricultura dijeron que por instrucciones del presidente mostraban su disposición al diálogo, empero, en la víspera del periplo presidencial, los campesinos desconocían a su interlocutor.
Un elemento que pesará en las reuniones que se espera, sostenga el señor Calderón con sus connacionales en Nueva York, Boston, Chicago, Sacramento y Los Ángeles, recordándose que el año pasado, su antecesor, Vicente Fox fue recriminado públicamente por su particular forma en que administró la riqueza nacional y que expulsó a los mexicanos.
Las reuniones de mayor nivel que tendrá el presidente Calderón son:
Con el actor y gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, quien considera a los mexicanos como “gracientos” y en cuya frontera con México se han registrado agresiones de la Patrulla Fronteriza a los residentes de Tijuana, Baja California. Sin embargo, la agenda contempla acciones bilaterales en materia ambiental, desarrollo y empresarial.
Se dijo que aprovechará su visita a Nueva York para dialogar con el surcoreano Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas, curiosamente, después de la visita de cuatro días de la alta comisionada para los derechos humanos del organismo, Louise Arbor, quien se mostró contraria al uso de militares en la lucha contra el crimen organizado.
Y en Boston, impartirá una conferencia en la John F. Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard, madre de la Teología de la Globalización y sus evangelios a favor del expansionismo de las transnacionales concentradora de la riqueza, para reducir el concepto de la democracia a la alternancia partidista y soslaya la democrática económica.
Una doctrina que respeta fielmente la administración Calderón y su partido conservador que, se recuerda, nació para contrarrestar las políticas del entonces presidente Lázaro Cárdenas, sobre el magisterio rural, la educación a obreros y campesinos, la repartición de la tierra agrícola y la recuperación de los recursos naturales: Petróleo y Electricidad.
Con estos elementos, al concluir su visita a los Estados Unidos el 14 de febrero, el Día del Amor y la Amistad que rinden tributo los estadounidenses, se antoja difícil que el señor Calderón pueda rendir un informe favorable a los intereses de México, máxime que ayer tomó protesta como consejero presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita.
La razón: Fue sostenido por el panista jalisciense Héctor Larios Córdoba, por lo que genera suspicacias el reciente investigador de la Universidad de Guanajuato, para que restaure la credibilidad del árbitro electoral, que fue mellada por el elbista Luis Carlos Ugalde en las presidenciales de 2006 y que fortalece la aspiración conservadora hacia el 2012.
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