Mordieron los recuerdos al alma. Una nota casi desapercibida desempolvó la nostalgia para ver que los caminos del espíritu convergen con la materia para establecer un punto de referencia en donde creemos, nos perdimos del camino. Vemos a los jóvenes de ayer claudicantes en su madurez y sin respuesta a la juventud emergente.
Leemos: Falleció a los 91 años en Vlodrop, Holanda, el gurú hindú Maharishi (Gran Vidente) Mahes Yogi, creador del movimiento Meditación Trascendental, símbolo del éxito en la expansión de las filosofías orientales que inició desde 1950 y que desde 1968 se vinculó a John Winston Lennon de 28 años, fundador de The Beatles.
Fechas y nombres que se conjugan en la noche del 8 de diciembre de 1980, cuando recibí una llamada telefónica de una amiga inconsolable por el asesinato del Beatle a las 11 de la noche en las puertas del edificio Dakota neoyorquino: “El mundo ya no será igual” dijo mi amiga frente a mi desconcertado silencio por la aseveración.
Sin embargo, había razón. Un compositor que rechazó la investidura real británica de Caballero era de alto riesgo para el gobierno estadounidense que ordenó al FBI mantenerlo bajo vigilancia y que descansaron ese ocho de diciembre de 1980, es el emblema de los grupos que desean la paz y entonan su himno: Imagina.
A grandes rasgos, recordamos que la ONU declaró a los ochenta como la Década Perdida en donde la deuda externa latinoamericana por 250 mil millones de dólares creció a poco menos de 600 mil millones y curiosamente, se pagaron intereses por el equivalente a cinco veces esa cantidad que provocó el aumento de la miseria regional.
Estados Unidos invadió Panamá para detener a su ex agente de la CIA, Antonio Noriega que era entonces el presidente, los marines pisaron la isla de Granada y batallaron para someter a menos de 600 técnicos cubanos atrincherados en el aeropuerto internacional y se inició el retorno de los gobiernos conservadores latinoamericanos.
Los derechistas adoctrinados en universidades estadounidenses, llámense tecnopriístas y que alcanzaron cargos importantes en los Gemelos Diabólicos, FMI y BM, o ex empleados de las transnacionales, ajustaron los evangelios de la Teología de la Globalización para profetizar el Paraíso Perdido por castigo divino.
Un proceso que es visible a partir de los ochenta pero que responde a la inercia del trabajo clandestino para socavar las democracias. México tenía a 1969 un crecimiento del siete por ciento del PIB, aunque se acusa al gobierno de ser de mano dura y que hoy los jóvenes de ayer en un tardío mea culpa reconocen que incapacidad para dialogar.
Parecería que a partir de ese año fuimos engañados. La retórica tercermundista encubrió desde el desmantelamiento de los cuadros revolucionarios en el Ejército para suplirlos con egresados de las estadounidenses Colegio de las Américas y Wets Point, a la devastación de la plana productiva nacional. Murió Don Eugenio Garza Sada.
El cínico saqueo inició a partir de 1976 con un presidente que dejó sin arcas públicas al país, sin que pueda cuantificarse el tamaño del daño que regresó a la discreción de 1988 al 2000 para emerger con fuerza ese cinismo imposible de encubrir en mesianismos falsos.
Cambió. Efectivamente cambió el país a partir del 2000: Se redujo en 85 por ciento el combate al narcotráfico y se propició la impunidad que bautizó con sangre el Tiempo Nuevo de México, en donde reina el miedo: Los ricos espontáneos temen perder su riqueza inexplicable y los demás, perder la vida en cualquier asalto.
Puede decirse, entonces, que hay muertes que estigmatizan los cambios en la vida de la sociedad: Mahatma Gandhi, Martín Luther King y entre los más recientes, John Lennon que abanderó a esa generación rebelde y exigente del cambio y que al llegar a la madurez, es claro que claudicaron y observan la efervescencia de la nueva juventud.
O tal vez, los únicos honestos y leales fueron aquellos que perdieron la batalla y desde la tumba anónima les invade una sensación vomitiva de ver para que sirviera su sacrificio, en un momento en que las empobrecidas mayorías en México y el mundo, rezan para encontrar un reducto de esperanza que ni en la misma Biblia se encuentra: “Y Vio Dios- Jehová que la maldad del hombre es infinita”.
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