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Nuevo Símbolo


Por MARIO LUIS ALTUZAR SUAREZ



Convertida en el símbolo de los 600 mil indocumentados mexicanos amenazados con la deportación de los Estados Unidos, Elvira Arellano se reunió con el presidente Felipe Calderón, 72 horas después de una multitudinaria manifestación de ilegales en Los Ángeles, California, en defensa de sus legítimos derechos como trabajadores.


Sin embargo, la paisana del Jefe del Ejecutivo es también un símbolo de la devastación económica que sufre el país a partir del 1 de diciembre de 1982 en que se inició la política de la genuflexión a los dictados de la teología economicista en que se sustentan los evangelios de la globalización en que se oculta el feroz como salvaje imperialismo.


Así se entiende el origen del problema al escuchar el compromiso del presidente panista Felipe Calderón de trabajar, dice que arduamente, para crear oportunidades laborales para los mexicanos, lo que se traduciría en el mediano y largo plazo, permitir que un mayor número de connacionales tengan oportunidades de desarrollo en nuestro país.


Se nota un cambio radical en el discurso presidencial si se recuerda que el ex empleado de una embotelladora transnacional que adquirió la candidatura del PAN a la presidencia mediante una agresiva inversión económica durante tres años de precampaña, el señor Vicente Fox que se jactaba de estimular la exportación de jardineros y domésticos.


La retórica, empero, se muestra lejana a la realidad al discutirse en el Poder Legislativo una miscelánea fiscal elaborada por Agustín Carstens, discípulo de los Chicago Boys que son considerados como los padres de la nueva cruzada económica que dejó la década perdida en América Latina en los 80 que engendró los riesgos a la estabilidad social regional.


Cumpliendo la Ley del Péndulo, es precisamente en Chicago en donde nació el 15 de marzo de 2007 la lucha de la michoacana de 32 años, Elvira Arellano, al asilarse en una Iglesia Metodista Unida San Adalberto, ubicada en el barrio Humboldt Park, para intentar evitar la deportación mientras que su hijo Saúl de siete años, se quedaría en ese país.


Víctima de la devastación económica, iniciada en 1982 con el primer presidente tecnócrata Miguel de la Madrid, profundizada por el Hijo Predilecto de Harvard Carlos Salinas y consumada por el emergente globalizador Ernesto Zedillo, buscó asilo económico en 1997 pero fue detenida a los pocos días y regresada a México.


Su necesidad económica le obligó a cruzar nuevamente la frontera y se radicó en Oreg´n durante tres años, y al nacer su hijo en 1999 decidió mudarse a Chicago en donde trabajó en una empresa dedicada a la limpieza de aviones en el aeropuerto internacional de O’Hare en donde fue detenida en 2002 por un operativo antiterrorista siendo condenada a tres años de libertad condicional por haber utilizado un falso número de Seguro Social.


Con base en la sentencia y a pedido de las autoridades migratorias, Elvira Arellano tenía un citatorio para el 15 de agosto de 2006, con el resultado previsible de su deportación, por lo que determinó asilarse en la iglesia metodista el 15 de marzo de 2006 y pidió sin éxito la protección diplomática al entonces presidente Vicente Fox el 20 de octubre de 2006.


Seguramente la preocupación del señor Fox por el ejercicio con irregularidades documentadas en el presupuesto de 2005 y la complicada sucesión presidencial aunados a las acusaciones legislativas sobre el tráfico de influencias de sus hijastros, impidieron al mandatario escuchar, incluso, la intervención del pequeño Saúl Arellano el 14 de noviembre de 2006 en la Cámara de Diputados, para impedir la deportación de su madre.


La detención y deportación vía rápida en violación a las leyes internacionales, se consumó el 19 de agosto de 2007, en la víspera de que el presidente mexicano Felipe Calderón celebrase un acuerdo de cooperación de seguridad con Canadá y Estados Unidos.


Curiosamente, después de 72 horas en que se registró una multitudinaria manifestación de indocumentados en Los Ángeles, California y otras capitales importantes de los Estados Unidos, por la amenaza de 600 mil órdenes de deportación de mexicanos con residencia ilegal, y a cuatro días de que rinda su informe presidencial, el Jefe del Ejecutivo recibió a la mexicana y según el comunicado de prensa, giró instrucciones para que la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, analice su caso particular.


Con base en los acuerdos trilaterales y la acusación estadounidense sin pruebas contra Elvira Arellano de ser terrorista, es previsible la negativa del gobierno federal lo que consolidará la figura de su paisana como un símbolo de 12 millones de indocumentados mexicanos sin voz, y trascender como icono de resistencia a la salvaje integración de México a la North American Union que se presentará el 30 de septiembre.


www.arcanorevista.com





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