Negro se observa el futuro. El PRI avala nuevos impuestos estatales a la gasolina de hasta el cinco por ciento, lo que detonará la espiral inflacionaria insostenible por la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores en contraste con la bonanza de la oligarquía y sus aliados extranjeros.
Tal vez tengan razón en negar la paternidad de la propuesta del aumento a la gasolina, el presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, el priísta poblano Charbel Jorge Estefan Chidiac y su escudero y correligionario chihuahuense César Horacio Duarte Jáquez.
Sin embargo, la sabiduría popular reza que tanto peca el que mata la vaca como el que le jala la pata, y el aval del partido bisagra a la propuesta del egresado de la escuela de los Chicago Boys y actual secretario de Hacienda, Agustín Carstens, los hace cuando menos corresponsables de la medida.
La versión se dio el 21 de agosto al concluir la VII Reunión Plenaria de los legisladores priístas en San Juan del Río, cuyo resolutivo asentó proponer el ajuste entre el 4.5 y cinco por ciento el nuevo impuesto federal a la gasolina y gas para consumo automotriz y diesel administrado por los Estados.
Aceptaron mantener el 19 por ciento y cambia el nombre de CETU propuesto por el gobierno federal a Impuesto de Tasa Única, el dos por ciento a los depósitos en efectivo por 20 mil pesos. Es decir, que la semántica sería la aportación a la draconiana pretensión de Miscelánea Fiscal 2008.
Dicen los tricolores que se ajustó la iniciativa presidencial ya que en lugar de recaudar 130 mil millones de pesos se reducirá a 100 mil millones y acuden a la retórica para decir que protegerán el empleo prometido por el señor Felipe Calderón en campaña y que en nueve meses se ha incumplido.
El documento final de la reunión de los legisladores del PRI que otorgaron su respaldo a cualquier gestión o negociación de sus líderes, Emilio Gamboa Patrón en los diputados y el sonorense Manlio Fabio Beltrones Rivera en los senadores, indicaría que se hace el trabajo sucio al PAN.
La recaudación, por ejemplo, del impuesto a depósitos en efectivo por 20 mil pesos, pretende sustituir la Ley del Impuesto Contra la Informalidad y consolida la política del sospechosismo contra todos los contribuyentes al habilitar a los bancos como persecutores antiterroristas de los depósitos por 50 mil pesos.
Visto así, la miscelánea fiscal del 2008 que se presentó como Reforma Integral Tributaria, es inflacionaria por el nuevo impuesto a la gasolina, gas y diesel que impactará en el transporte de alimentos y materias primas, así como en su procesamiento y comercialización y además, inhibe la creación de empleos.
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