Los Autoritarios
Por Mario Luis ALTUZAR SUAREZ
Mostró la ausencia del secretario de Agricultura en la reunión cenecista que celebró el XCII aniversario de la Promulgación de la Ley Agraria, el rostro autoritario del calderonismo para respetar y hacer respetar los acuerdos del TLC, por encima de los preceptos constitucionales y los legítimos intereses nacionales.
Un regalo de Día de Reyes que es altamente preocupante por el fondo autoritario de un gobierno que arribó al poder con escaso medio punto de diferencia, lo que en términos de la teoría y práctica democráticas, exigiría el consenso entre los corrientes políticas más representativas para garantizar la estabilidad social y el legitimar el gobierno.
Sin embargo, la administración conservadora parece entusiasmada en profundizar el particular estilo que heredó del foxismo, para ignorar a los diversos sectores comprometidos en la producción y sostener el cumplimiento de sus compromisos con el extranjero que son distantes y ajenos a los intereses nacionales.
Una situación que polariza en dos grandes sectores al país: Por un lado al gobierno y la pequeña oligarquía asociada con capitales extranjeros, que cada día será más necesaria la judicialización y militarización para defenderles bajo el sofisma de preservar el Estado de Derecho y por el otro lado, el resto de empobrecidos mexicanos.
Veamos, por ejemplo, la información de El Sol de México, del seis de enero, sobre la ausencia de “último minuto” del jalisciense Alberto Cárdenas Jiménez, a la reunión cenecista en Boca del Río, Veracruz, para escuchar las inquietudes del sector agrícola y responder sus dudas por el impacto del TLC.
Curiosamente, en la Ciudad de México emite un comunicado de prensa para anunciar que a partir del 17 de enero de 2008 empezará a explicar a organizaciones campesinas las bondades del TLC, que según las críticas de los últimos seis meses, solamente favorecerán a menos del seis por ciento de los productores agropecuarios.
Un porcentaje que incluye únicamente a los poderosos capitalistas que representan a menos de diez transnacionales en la producción de transgénicos cancerígenos para alimentar a los mexicanos, y con potencial de exportación en atención a las urgentes necesidades de combustibles bioenergéticos de los Estados Unidos.
Los hombres y mujeres del gobierno panistas, el mismo partido que nació en 1939 para combatir la reforma agraria, la educación rural y politécnica, el fortalecimiento de la planta productiva y de la organización obrera, campesina y popular, parecerían estar conscientes de esta dramática realidad, al encerrarse y no dialogar con los afectados.
El problema es que empieza a surgir también la conciencia en las organizaciones que, en voz de la tlaxcateca Beatriz Paredes Rangel, líder del PRI, calificó de insensibles a los administradores del país, mientras que el perredista Andrés Manuel López Obrador los denuncia como “trasnochados” en su cruzada de “presidente legítimo”.
Si se recuerda que el presidente Felipe Calderón recibió medio punto de diferencia en las votaciones presidenciales, según las cifras oficiales del defenestrado Carlos Ugalde del IFE, es muy riesgoso caer en la tentación autoritaria para respetar y hacer respetar el TLC, ya que se podría fracturar la epidermis social que está muy sensible por la pérdida del 80 por ciento del poder adquisitivo y sin esperanza para revertir esa realidad.
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