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Estertores

Por Mario Luis ALTUZAR SUAREZ


El previsible estancamiento de la economía de los Estados Unidos por la crisis hipotecaria y el aumento constante del precio del petróleo internacional que anuncia el agotamiento de la Era Industrial, complica la agenda mexicana que carece de programas oficiales para atender los justos y legítimos reclamos de los contribuyentes.
Los indicios: Cayó más de dos puntos en la Casa de Bolsa, atribuido a los problemas financieros de los Estados Unidos, coinciden con la advertencia de los banqueros de la inestabilidad en el primer semestre del año, el secuestro del primo hermano del presidente panista Felipe Calderón y las manifestaciones anti TLC en el país.
Un inicio de año preocupante si se considera que el sexenio perdido del foxismo debilitó las perspectivas de poder enfrentar los elevados riesgos que representa la entrada en vigor en el sector agrícola, con más de mil productos, del Tratado Trilateral de Libre Comercio firmado en 1993.
Si bien es cierto que es cuestionable el fondo de la firma de ese instrumento por el Hijo Predilecto de Harvard que considera “irreversible” el proceso globalizador que encubre el salvaje imperialismo sustentado en la dictadura de las transnacionales, también es cierto que se perdieron cerca de 15 años para preparar al país a la nueva realidad.
Lejos de responder a los intereses nacionales, las tres administraciones federales se mostraron con entusiasmo lacayuno para debilitar la economía nacional desde el saqueo federal a la riqueza petrolera que carga con el 40 por ciento del gasto público, al desmantelamiento de la planta productiva industrial y agropecuaria.
Recordamos que en 1982 el entonces funcionario menor de la Confederación Nacional Campesina, el oaxaqueño Heladio Ramírez López, denunció la pulverización del ejido en parcelas de una o dos hectáreas, que obstaculizaba cualquier intento de organización productiva y comercial que les permitiera acceder a créditos bancarios.
Es el año en que arribó al poder la tecnocracia adoctrinada en universidades de los Estados Unidos, y que se caracterizó por allegarse los recursos petroleros en detrimento de la exploración y mantenimiento de la infraestructura, el programa de reconversión industrial contra la pequeña y mediana empresa y el ingreso al GATT.
La euforia de los elevados precios internacionales del petróleo para acceder a créditos bancarios que no exigieron los respaldos en proyectos viables, llevó al salinismo a pensar en privatizar la industria petrolera que asedian los consorcios estadounidenses y se habló de los Cinco PEMEX, que finalmente fracasó.
En el zedillismo se intentó esa acción que incluía al sector eléctrico y con uso y abuso de la semántica se violentó el Estado de Derecho en la adjudicación de contratos a empresas extranjeras en la exploración, explotación y contratación de cuadros medios y superiores, con la complacencia del sindicato petrolero.
Actos condenables como el rescate bancario y carretero a espaldas del Congreso de la Unión, empero, que fueron superados por el ex gerente de una embotelladora transnacional que asumió la presidencia el 1 de diciembre de 2000, al crear fideicomisos blindados de la supervisión legislativa, en donde desaparecieron los recursos extras por el aumento de los precios del petróleo.
Por ello, pese a que el miércoles alcanzó el máximo histórico de 84.99 dólares el promedio de la mezcla mexicana mientras que el Brendt alcanzó los 100 dólares, la perspectiva mexicana es de alta preocupación porque esos beneficios tienen marcada la ruta de la volatilidad señalada por el foxismo.
Una razón que muestra pesimistas a los banqueros y que en el reporte elaborado por Luis Flores y Gustavo Hernández del Grupo Financiero IXE se resume en la advertencia de la inestabilidad económica en el primer semestre del año.
Aunque ellos aducen la crisis hipotecaria de los Estados Unidos que ya consumió más de 60 mil millones de dólares oficiales, parecería que la razón se encuentra en las contradicciones internas del país, en donde el TLC devastó la planta productiva nacional con su grotesca concentración de la riqueza en una minoría.
La memoria histórica guarda la insensibilidad política conservadora para generar programas alternos que sustituyera la caída del empleo y del poder adquisitivo de los mexicanos, criticado por sus mismos aliados clericales, y que la visión de los banqueros parece intuir una inestabilidad mayor, que es la social en los estertores petroleros.
www.arcanorevista.com


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