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Cumplidor

Por Mario Luis ALTUZAR SUAREZ

Pecó de optimista. El presidente conservador Felipe Calderón llamó a los mexicanos a cerrar filas para enfrentar la crisis hipotecaria estadounidense, soslayando la debilidad interna en su loco afán de cumplir el mandato imperial de defender el TLC y con la manipulación de la retórica, se cantinflea sobre el sometimiento transnacional.

Empieza así, el segundo año del segundo presidente panista y el quinto desde que se torció definitivamente el destino libre y soberano de México, con programas de los tecnócratas adoctrinados en las universidades de los Estados Unidos y que permitió clandestinamente la recolonización del país, superando a López de Santa Anna.

La diferencia entre las administraciones tecnócratas de Miguel de la Madrid Hurtado y Carlos Salinas de Gortari con su espíritu nostálgico de Harvard y el emergente Ernesto Zedillo de Yale, con el empleado de una embotelladora transnacional, Vicente Fox y el heredero del panismo contra revolucionario de 1939, Felipe Calderón, radica únicamente en las formas: Desde el 2000 impera el cinismo y desparpajo.

Repasemos la reconversión industrial que ejecutó en 1982 el mexiquense Alfredo del Mazo, el tío del viudo gobernador priísta Enrique Peña Nieto que aspira a la presidencia con el financiamiento del poderoso Grupo Atlacomulco en donde destaca Jorge Hank Rhon, el patrón de dos sicarios encausados por el asesinato de un periodista en Tijuana.

Un sexenio en que se ingresó con todas las obligaciones y sin derechos al Acuerdo General de Aranceles Aduanales (GATT) en 1985, se concentró en los nuevos ricos la riqueza con el crack bursátil de 1987 y se purgó al PRI de potenciales políticos que se resistieran a la “modernidad neoliberal” dictada por Salinas en la era de La Madrid.

Siendo presidente intentó atomizar PEMEX, firmó el Tratado Trilateral de Libre Comercio en 1992 y reformó la Constitución para apoyarse en el clero en sus intenciones reeleccionistas que mostró anticipadamente su papá, el desaparecido Raúl Salinas Lozano, iniciando el regreso de la banca a mexicanos que rematarían finalmente la columna vertebral de la economía nacional.

El emergente en la sucesión, por el rechazo estadounidense a prolongar el periodo presidencial y menos la reelección del hombrecillo de Agualeguas, Ernesto Zedillo finiquitó la reprivatización iniciada en el delamadrilato, siendo beneficiado directo al ser socio de los consejos directivos en nueve transnacionales, limpió el saqueo de los escasos mexicanos recipiendarios de la banca para entregarla al extranjero.

Su máximo logro fue traicionar a su partido y decretar el triunfo de su aliado en la limpieza, mediante su desaparición, del FOBAPROA y dejar una hipoteca por más de 50 años cercana a los 150 mil millones de dólares en el IPAB, el pobretón empleado de una embotelladora transnacional, Vicente Fox Quesada.

Es el hombre que se jactó de ser el Mesías del Cambio y que de ser cierta, se reduciría únicamente a que inició el cambio de las políticas de la simulación de los tecnopriístas a la Era Dorada del Cinismo, en que de un TLC entreguista de la soberanía nacional se superó con el acuerdo en marzo de 2005 de crear la North American Union.

Ahora, el presidente panista Felipe Calderón dice eufórico que el TLC ha sido benéfico en 14 años de existencia y va más allá al anunciar la integración total de México a los Estados Unidos y Canadá para enfrentar otros bloques económicos, que de proseguir la labor foxista, nada tiene de identidad con América Latina esa North American Union.

Y su miopía política se complementa con su cardenal de Agricultura, el “Bebeto” que es considerado como muy “trabajador y honesto” por el mecenas del Opus Dei, Lorenzo Serviteje, y que sin rubor Alberto Cárdenas Jiménez dice que los programas oficiales están destinados a producir alimentos de calidad en el futuro.

Podría entenderse como la ofensiva final de los mexicanos como Usabiaga, el zar del ajo y explotador de menores que ocupó esa misma secretaría en la era foxiana, y que representan menos del seis por ciento de los hombres del campo que resultarán beneficiados con subsidios programas gubernamentales.

No es casual, entonces, que los jerarcas clericales, espantados por los fantasmas de 1910 en que perdieron todas sus canonjías, alerte sobre los riesgos inminentes del rompimiento del gobierno federal y algunos gobernadores priistas como Fidel Herrera de Veracruz, con los campesinos y la soberanía alimentaria y que, incluso ellos, los aliados naturales del gobierno confesional, también son desoídos en un momento dramático en que la tortilla pudiese alcanzar los 15 pesos por kilo.

www.arcanorevista.com


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