En un clima especulativo de los precios internacionales del petróleo que lo haría llegar a los 200 dólares por barril en los próximos seis meses, México enfrenta la reforma petrolera propuesta por el presidente conservador Felipe Calderón, que según los expertos, se pretende ignorar a la Constitución para servir a las transnacionales.
Dos eventos que se relacionan con un tercero: La desestabilización política en Líbano y Siria a favor de Israel que, según William Engdahl del Centro de Investigaciones sobre la Globalización, está el “interés de EEUU en hacer avanzar su programa quinquenal de guerra y de cambio de regímenes en la zona para establecer un control directo y firme sobre su petróleo”.
Es difícil soslayar el movimiento geoestratégico mundial de los Estados Unidos en la propuesta presidencial mexicana, máxime que desde el 23 de marzo de 2005 se firmó la Alianza para la Seguridad y Prosperidad para América del Norte, en donde es vital asegurar la riqueza petrolera azteca para los fines estadounidenses.
Juventino Castro, ex ministro de la Suprema Corte de la Nación, consideró que la iniciativa del jefe del ejecutivo, el panista Felipe Calderón “ha elegido una vía impertinente para resolver y contradecir a la Constitución. Con base en el párrafo IV del artículo 27 Constitucional: “Corresponde a la nación el dominio directo de todos los recursos naturales de la plataforma continental y los zócalos submarinos de las islas…”
Por su parte, el constitucionalista Jaime Cárdenas señaló que esa reforma además de crear una empresa privada paralela, reduce las facultades de los poderes legislativo y judicial para someter el arbitrio de los diferendos a los tribunales y el derecho extranjeros, lo que dicho en otras palabras, se conculca la soberanía nacional.
Se ha confirmado el escaso respeto que tienen los Estados Unidos a decisiones del Tribunal Internacional de Justicia, por ejemplo, en reponer los juicios a migrantes condenados a muerte y que se violentaron sus elementales derechos humanos en su detención al negarles un abogado y un traductor para que supiesen los cargos.
La propuesta del gobierno conservador, empero, obedece los lineamientos de esa alianza pactada por el entonces presidente Vicente Fox, bajo el supuesto de crear un TLC plus que en menos de diez años borre las fronteras entre México y los Estados Unidos y que los tecnócratas fijaron al 2010 en la creación de la North American Union.
Políticamente se complica la aprobación legislativa de la reforma petrolera ante la evidencia del aumento en los precios internacionales del petróleo que ubicaron a la mezcla mexicana en los 112.06 dólares por barril el 21 de mayo, cerca de 63 dólares más que la estimación en el presupuesto aprobado por el Congreso de la Unión.
En los 27 aumentos de los precios del petróleo mexicano, representaron en el primer trimestre del año ingresos excedentes por 3 mil 833.5 millones de dólares, equivalente a 38 mil 458 millones de pesos para las arcas nacionales, que el mismo gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz Martínez, desconoce su destino.
La mezcla de referencia del Oeste de Texas se ubicó en 132 dólares por barril lo que reafirmó el pronóstico de que alcance los 200 dólares por barril en menos de seis meses, según el informe dado en mayo por un grupo de analistas de Goldman Sachs, liderados por Arjun N. Murti.
Con este dato, un análisis de la BBC de Londres indicó que analistas prestigiosos como Fadel Gheit, director gerente de Oppenheimer & Co o William Engdahl del Centro de Investigaciones sobre la Globalización, están apuntando en otra dirección: la especulación.
William Engdahl escribió recientemente: Lo que parece claro para muchas compañías petroleras, incluyendo las japonesas y chinas, es que las presiones de Washington sobre Siria por motivo del asesinato de al-Hariri están más relacionadas con el avance estratégico de EEUU en Oriente Medio -el denominado plan para el Gran Oriente Medio- que con el compromiso de Washington por la justicia y la soberanía de Líbano. La razón: Proteger sus intereses petroleros.
Así, en el 113 aniversario del natalicio del presidente Lázaro Cárdenas que expropió el petróleo hace 70 años, el actual mandatario, Felipe Calderón urgió la aprobación de su reforma, congruente con su partido, el PAN, que nació en 1939 para combatir la nacionalización petrolea, la educación laica y gratuita, entre otras acciones del cardenismo.
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